Palabras para el acto oficial de despedida de Nuestra Señora de las Nieves - 5 de agosto de 2010


Virgen de las Nieves: Aún no te has ido y ya anhelamos tu regreso. “Esta Ciudad por ti llora, a ti suspira, a ti llama, por ti lamenta, a ti gime, que no te ausentes te encarga”, acabamos de escuchar en la antigua loa que los vecinos de la noble y esforzada urbanización Benahoare recupera hoy en tu honor. La sensación de desamparo que antaño experimentaron nuestros antepasados es igual a la que nosotros sentimos en esta mañana al contemplar tu partida. El pesar de entonces, nuestro pesar.

Cuando dentro de un instante emprendas tu regreso barranco arriba, por un camino que antes era de tierra y ahora es de asfalto, cuántas cosas vendrán a nuestra mente. Porque si la ciudad ya no es la misma que dejaste en 2005, ¿qué cambios no contemplarán tus ojos cuando regreses así que pasen cinco años? ¿Qué distinta será tu ciudad y qué distintos seremos nosotros mismos? ¿Cuántas pérdidas y cuántas ganancias? ¿Cuántos éxitos y cuántos fracasos? ¿Cuántos sueños cumplidos y cuántas esperanzas truncadas?

Tú marcas nuestro tiempo, Virgen y Madre. Y el tiempo, que por naturaleza es fugaz, en tus manos se convierte en tiempo pleno, rebosante, ubérrimo.

Te vas, Virgen Santa, y con tu partida nos recuerdas, como el poeta, “que la vida va en serio”. Que lo que nosotros no hagamos, quedará sin hacer. Que lo que no pongamos en marcha, perecerá para siempre.

Nos gustaría dilatar este momento porque tu presencia nos mueve y nos conmueve. Nos motiva y nos alienta. Mas si por fuerza has de retornar hoy a tu Santuario, deja al menos entre nosotros el espíritu de tu Bajada. El espíritu que en cada lustro nos hace olvidar las diferencias y nos anima a trabajar en común; que nos ayuda a superar las adversidades; que extrae lo mejor de nosotros mismos y lo pone al servicio de los otros; el espíritu que hace posible lo imposible.

“María, causa de nuestra alegría” ha sido la inspiración de tu bajada lustral. En estos tiempos duros, en estos tiempos difíciles, deja también, Madre, entre nosotros, el consuelo de tu alegría. No permitas que el pueblo de La Palma sucumba al desaliento, no nos dejes abatir por la melancolía.

Inspira tú nuestro camino durante tu ausencia, para que cuando en 2015 vuelvas a bajar por El Planto y te saludemos en La Encarnación, podamos brindarte el mejor de los recibimientos, que es el que nace del corazón. Cumpliremos así con el voto que un día heredamos de nuestros padres y que invariablemente tus hijos de La Palma han venido repitiendo desde hace 330 años de generación en generación.

Santa Cruz de La Palma te despide hoy con el corazón conmovido, pero con la esperanza de quien tiene la certeza del reencuentro.

Ve, Virgen de las Nieves. Tu ciudad aguarda tu regreso.

Juan Ramón Felipe
Alcalde de Santa Cruz de La Palma

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