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Altar trono festivo de plata repujada de Nuestra Señora de las Nieves |
En la documentación que posee el Real Santuario de la venerada patrona insular, de fecha 3 de octubre de 1672, figura haberse fundido varias piezas de plata que poseía el tesoro de la «negrita» para construir el magnífico y valioso trono del mismo metal, de estilo barroco, que hoy podemos admirar.
El investigador palmero Alberto-José Fernández García (1928-1984), en su aclamada obra sobre este templo mariano, informaba que los primeros objetos que se emplearon en esta fabulosa obra fueron donación del conde de La Gomera Gaspar de Guzmán, de Miguel de Ceballos, de Antonio Vasconcelos, de Pedro Camacho y de Pedro Massieu Van Dalle. Se da la circunstancia de que Gaspar de Guzmán Ayala y Roxas —gravemente enfermo y desahuciado por los médicos— había prometido enviar a la Virgen de las Nieves cuatro candeleros de plata y unos doseles para el culto de la iglesia si la patrona palmera le diese la salud que tanto necesitaba. Al considerar su curación como un milagro de Nuestra Señora, le hizo una novena y mandó agradecido el tesoro desde Garachico, tal y como aparece en el inventario del santuario. El profesor Jesús Pérez Morera precisa que a principios del siglo xviii fueron fundidos para invertir su plata en la elaboración del trono de la Virgen.
Más tarde se añadirían muchos más nombres de acaudalados caballeros y de prestigiosas familias, amén de numerosos fieles y devotos de la Virgen que, a través de los años, harían nuevas aportaciones de preciosos objetos. Estas piezas, junto con la plata adquirida con el peculio de la ermita, una vez fundidas, servirían para construir este trono. En este punto, la profesora Gloria Rodríguez documentaba que era frecuente que la autoridad eclesiástica decidiese fundir aquellos objetos de culto más numerosos, deteriorados o repetidos, como candeleros, vinajeras o cálices. Estos elementos argénteos se fundían para hacerlos de nuevo o para reutilizar su material en otras obras más importantes, como es el caso del trono mariano que nos ocupa. Por cierto, es en 1672, cuando el orfebre Diego González apreció todas las joyas de plata de la iglesia, ardua tarea. Con ello se deduce que pudiera ser quien iniciara esta importante obra de arte que se ha ido transmitiendo a través de las generaciones de palmeros hasta nuestros días.
José G. Rguez. Escudero
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