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La Batalla de Flores en Bajada de la Virgen de las Nieves |
La primera referencia que tenemos de la Batalla de Flores en las Fiestas Lustrales es en la edición de 1895. El miércoles 24 de abril, a las cuatro de la tarde, «se inaugurará en esta población el hermoso juego conocido con el nombre de Batalla de las Flores». La agenda festiva precisaba que los carruajes saldrían desde la plazuela del Muelle y recorrerían las calles O’Daly y Santiago hasta la Alameda.
Previamente, antes de que comenzara la florida cabalgata, una banda de música amenizaría dichas calles, interpretando animadas piezas en varios sitios de la carrera.
A pesar de que no se había anunciado como el resto de actos, el combate floral de 1895 salió admirablemente, en una combinación del enrame de carrozas y el adorno de algunas cruces de la ciudad. Entre estas últimas destacaron las confeccionadas por las hijas de las familias Arozena, Cabrera López, Sotomayor y Sosvilla.
En cuanto a los carros que participaron en la alegre comitiva, destacaba una góndola veneciana elaborada por los hermanos Miguel y Cándido González y Antonio y Hermenegildo Rodríguez Méndez. En el cortejo participaron también un barco de vapor dirigido por el mentado Sebastián Arozena y otras figuras que representaban castillos. La incorporación resultó un éxito.
Entonces, la Bajada de la Virgen se desarrollaba durante la primavera. La proliferación de flores hacía propicia su recolecta y su utilización en el adorno de los carruajes, que aparecían repletos de materia verde y esplendor.
Tras la «batalla» quedaba en las vías una larguísima alfombra vegetal que cubría todo el recorrido de la que emanaba una estela aromática que purificaba el aire. Ello condujo a que pronto este reguero se vinculase al Protocolo de Recibimiento de la Virgen de las Nieves como preámbulo del Carro Alegórico y Triunfal.
De esta manera, en la Bajada de la Virgen de 1900, la Batalla de Flores se colocó en la tarde del viernes de la semana grande. En aquella edición de la cita quinquenal el lúdico «enfrentamiento» partió desde la plazuela del Muelle amenizado por una banda de música. La comitiva contó con seis carrozas, entre las que se destacaron las que epresentaban un cisne con las grandes alas extendidas, otra alusiva a una alegoría de La Palma y una tercera a modo de góndola veneciana. [...].
José G. Rguez. Escudero
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